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jueves, 9 de mayo de 2013

Chelsea - Tottenham


Partido vital para ambos conjuntos anoche por una plaza para la Champions. El Chelsea para asegurarla y el Tottenham para no quedarse fuera. Las tablas en el marcador colocan a los blues como terceros, con 3 puntos de ventaja sobre los Spurs, quintos, un tan solo un punto del cuarto clasificado, última plaza a la gloria, que en estos momento ocupa el Arsenal.

Benítez, cuyas formaciones basadas siempre en un exhaustivo estudio del rival, sorprendía con un mediocentro formado por David Luiz y Ramires. Y es que quizá a priori, la labor de Ramires como mediocentro es más que cuestionable, y más para este tipo de partidos. Pero fue su incansable correteo de arriba abajo lo que le hizo dominador del mediocampo. Luiz solo tenía que mover el balón con criterio, el otro, crear el caos para que así tanto Parker como Huddelstone se vieran superados. Otra clave fue Fernando Torres. El español fue el elegido para este partido crucial, y es que ayer, con Torres, Benítez quería más ese tuya mía del español con los mediapuntas, más dominio, más asociación y posesión, para así también hacer que las salidas de los Spurs empezaran desde más atrás, y con pocos efectivos arriba.

Así vimos como al Tottenham le costaba llegar arriba cuando recuperaba. Solo un milagro parecía poder lograr que la pelota llegara hasta el área de Cech, y el milagro se llama Adebayor. Anoche con la gran estrella Bale desaparecida (notable el marcaje de Azpilicueta y de las coberturas de Luiz y los centrales pendientes siempre del galés) fue el bueno de Manolito quien se encargó de mantener viva la esperanza de la Champions para los Spurs. Primero se pegó una galopada (bien es cierto que desde el centro del campo hasta el área no le sale nadie a tapar, extraño en los equipos de Benítez) y cuando ya llegó, exhausto y sin más ganas de correr, al borde del área, se sacó un latigazo que pilló adelantado a Cech. Golazo.

Previamente, el Chelsea se había adelantado gracias a un gol de pillo de Oscar. Bien puede ser la jugada más antigua de estrategia, pero Benítez la sigue haciendo eficaz. Saque de esquina abierto, el tallo de equipo prolonga al segundo palo donde un tío rápido entra para anotar.

Villas Boas por su parte había sacado un equipo ofensivo, con extremos puros (Lennon derecha y Bale izquierda), un mediapunta (Holtby, proveniente del Schalke 04 en estas navidades) y Manolito arriba. Buscaba quizá el achante de los laterales del Chelsea a subir, pero claro, si tu mediapunta no ayuda a defender, y aun no tiene el físico necesario para este tipo de contiendas, mal vamos. Aparte, que igual se creía que Benítez es nuevo en esto de entrenar y que le entraría realmente el canguele; no fue así. Ojiplatico me quedé al ver que no jugase ni un solo minuto Defoe, su delantero estrella, ni siquiera cuando les va la vida en ello. Su doble pivote se veía siempre superado, ya que tanto Mata, como Hazard y Oscar bajaban también a recibir, abandonando su posición de tres cuartistas.

A pesar del empate, la dinámica del partido no se movió. El Chelsea seguía dominando el choque, y quizá acusa demasiado el exceso de mediapuntas, pues a veces, abusa como el Barsa y llega a línea de fondo para seguir tocando, no centran, como si prefirieses usar siempre el pase corto como premisa para marcar.

Antes del descanso llegaría le segundo de los Blues. Tras una buena jugada de Torres que gana en velocidad a su par, sirve una pelota a Ramires, que llegaba de segunda línea sin oposición para batir a Lloris. Benítez planteó a Torres para que los centrales del Tottenham le siguiesen, y el español, afincado en el juego asociativo, alejado de ese Torres de área del Liverpool, dejaba huecos a sus espaldas, aprovechados por sus compañeros; en este caso Ramires.

Se escapaba la Champions del White Hart Line, hasta que Villas Boas volvió a ser fiel a su estilo. Introdujo a Dempsey por Holtby y a Sidgursson por Lennon, quitando así un extremo puro para combatir esa inferioridad en la medular, y añadiendo más mordiente arriba. Funcionó. Y es que tras un sensacional dejada de tacón de Manolito (en posible fuera de juego), el islandés fusiló a Cech estableciendo el definitivo empate en el marcador. 

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