Con cojones es posibles. Ese es el mensaje que ayer
nos llevamos los aficionados del Granada a casa tras el amargo sabor del
empate. Y es que por primera vez en mucho tiempo el conjunto local fue superior
a su rival, y tras incontables ocasiones rojiblancas, solo fuimos capaces de
llevarnos un punto. Quién sabe si eso será suficiente. Al menos, la imagen
fue otra, la actitud diferente, los jugadores comprometidos, los fallos
inexistentes.
En los últimos partidos, Lucas Alcaraz ha probado todos los sistemas de juego,
combinaciones y tácticas habidas y por haber. 4-4-2, donde se veía que faltaba creación
si ponías a dos mediocentros puros y dos delanteros centro sin gol; 4-2-3-1,
con un mediapunta que ayude en la creación, pero acaban siendo tres
centrocampistas y el de arriba se quedaba más sólo que Nelson en su fiesta de
cumpleaños. Hasta probó con un 4-1-4-1, haciendo que el Atleti nos endosara una
manita sin despeinarse. Lo que son las cosas, ayer, el mejor partido de la era
Alcaraz, se regresó al planteamiento de Anquela,
4-4-2, con El Arabi bajando a crear,
e Ighalo recibiendo de espaldas
cerca del mediocampo para distribuir.
Ayer, sin embargo, mas allá de la formación empleada, los
jugadores salieron desde el primer minuto a ganar el choque, disputando cada balón
dividido desde el principio, luchando, corriendo, avanzando como si la vida les
fuere en ello. Más que la vida, la plaza en Primera, que se está encareciendo
demasiado con la resurrección del Depor… Con un Torje enchufado, El Arabi
por la labor e Ighalo creyéndose la
estrella, el Granada acosaba al Valladolid, que se defendía cual gato panza
arriba, pero a pesar de todas las ocasiones, la figura de Jaime se imponía ayer en los Cármenes, con actuaciones de
meta grande, movido quizá por ese aliciente de su pasado ilicitano.
Así acabo la primera mitad, sin noticias de Valladolid, que
ni había visto de lejos a Roberto. Javi Guerra, Larsson, Ebert y Oscar fueron cuatro espectadores más de
los aficionados que ayer se dejaron la garganta animando a su equipo. Pero claro,
este Granada es así, basta con que tiren una vez para que te eches atrás. Y en
una falta de juvenil de Diakhate
a Larsson (ojo a este sueco, que pinta muy bien), llego la obra maestra del
alemán Ebert. Y es que este
hombre es de esos que el solo te gana un partido. Da igual no pisas área rival,
teniendo a este, cualquier ocasión, por vaga que parezca, es buena. Volvían los
fantasmas a Los Cármenes, el ambiente decaía, los jugadores parecían bajar los
brazos…pero ahí es cuando emergen los líderes que dirigen a través del fango a
sus tropas. Emergió Mikel Rico,
que se ocupó no solo se seguir creando ocasiones, haciendo jugar al equipo y
demostrando su inteligencia a los mandos, sino de levantar a la hinchada de sus
asientos, suficiente para que el equipo enderezara el rumbo.
Y es que Mikel dirigía
genial el ataque, con verticalidad y siempre atrayendo defensas, dejando libre
de marcas a sus compañeros. Lástima ayer la empanada de Nolito y la decadencia de Torje.
A Recio ni se le vio, más preocupado
de ser un atacante más que un creador de juego, dejo al de Basauri solo. El de
Basauri se basta. Buonanotte ocupó
el lugar de Torje, y a pesar de que
su nivel es inferior al del rumano, su clase fue suficiente para servir un
balón perfecto a la cabeza de El
Arabi, que cabeceó de una vez por todas al fondo de las mallas.
Al Valladolid se le hacía largo el partido, que veía que no
era capaz de sacar el balón de su propio campo. Y es que Víctor Pérez estaba a otra cosa, fuera de sitio, cansado, dejaba
solo a Álvaro Rubio (ojo a
este jugón, que sabe interpretar perfectamente el juego, sacando la pelota
desde atrás, haciendo coberturas a los laterales y llegando desde atrás), que a
pesar de cumplir, se vio superado por los rojiblancos en la medular. Rukavina no se prodigaba por arriba,
dejando muy solo a Ebert o Larsson; Dukic los alternaba, sin suerte, y es que quizá una
referencia arriba clara hubiese creado más peligro, ya se sabe que ir a cazar
con gato…
Ayer se vio el poco fondo de armario que tiene también el
Granada, y es que Aranda parece ser
que tiene que jugar por narices, cuando suma negativo. Un delantero centro debe
apoyar en banda solo cuando es necesario, para crear superioridad o dar salida
al equipo, pero si se necesita el gol, si te sacan para rematar, y te sales del
área…mal vamos. Eché de menos a Brahimi
y su desborde, ya que Nolito, a la enésima perdida de balón ya me puso más
nervioso que Manolo Lama narrando un partido al lado de los Ultra sur. Se echaba
en falta ese último pase que acabara de darnos la victoria. No lo hubo. No la
hubo.
Analizando bien las jugadas del Granada, sus finalizaciones,
te das cuenta de un gran error que cometen y que Alcaraz no ha sido aún
capaz de erradicar, y es el egoísmo. Todos los de arriba, da igual quien
sea, quiere marcar el gol, nadie quiere darlo. Así, ves que Nolito, Torje, o mi
prima la pelo, llega al pico del área, regatea y tira a colocar, creyéndose quizás
Zidane o Messi, en vez de darla al compañero que entra solo. Como dijo Kukoc, una canasta hace feliz a un
jugador, una asistencia a dos…
Aun así, es de admirar la actitud del equipo en la tarde
de ayer, echándole más nacasones de lo habitual, cosa que ya es de
agradecer. Pero si alguien ayer demostró tenerlos bien puestos, es el lateral Nyom, que ayer demostró que
tiene una bolas proporcionales a Júpiter. Qué manera de correr la banda, de
pelear, de ganar. Sin duda, el mejor de ayer, y es que sus jugadas levantaban
al público, sus centros, parecían los de un extremo experimentado, y hasta le
dio al palo en un chutazo de esos de los que te apartas para que ni te roce.
Bien también Siquiera, al que le
hace mucha falta un compañero con ideas claras en banda. Bien también Alcaraz en la alineación, la cual debe
seguir manteniendo (si acaso un cambio en banda por Nolito) si queremos jugar a
algo y que de resultados.
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