Borussia y Málaga nos
dejaron anoche uno de los mejores partidos de Champions de los últimos años. Batalla
sin tregua por una plaza entre los cuatro mejores del continente. Casi parecía una
injusticia futbolística que uno de los dos se quedase fuera. Salió cruz para
los españoles. Complot UEFA aparte, lo que es seguro es que ayer se enfrentaban
dos de los equipos que mejor futbol practican, comandados por dos de los mejores
entrenadores del mundo en estos momentos. Habría que quitarse el sombrero ante Manuel Pellegrini y Jurgen Klopp, al menos yo lo hago.
Y es que las batallas tácticas anoche se
antepusieron a lo técnico buena parte del encuentro, donde la agudeza de
Pellegrini por ganar el centro del campo y anular a los tres de arriba del BVB
forcejeaban con el plan de Klopp de enfilar la banda diestra, retrasar a Gotze
al centro del campo y poner a Bender de segador de las contras blanquiazules. Solo
la magia del joven mediapunta alemán y del eterno Joaquín ponían la hermosa improvisación
a la ardua batalla entre Kasparov y Kapov.
Pellegrini
sorprendía con Duda en la línea de
tres mediapuntas, buscando más un trivote a la hora de defender, bloqueando que
la pelota llegase de manera clara a los tres de arriba. Isco, escorado a la izquierda, perdía presencia ofensiva, y estuvo
desaparecido casi todo el partido. Arriba, las opciones pasaban por un Baptista que a pesar de estar al
70 %, recuerda a la Bestia que fue en Sevilla, Madrid y Arsenal, y por un Joaquín que se atrevía con todo
lo que le salía por delante, una pena que no tuviese 3 años menos. Otra clave
fue poner a Sergio Sánchez de
central. No es su posición, y erraba fallos de concepto, pero se buscaba su
poderío aéreo, incomodando también si el Borussia quería buscar a Lewandowski
directamente.
Jurgen Klopp
varió su sistema de avanzadilla con respecto a la Rosaleda. Alineó a Jakub Błaszczykowski por la derecha,
que a pesar de no estar del todo recuperado de su lesión, bastaba para atraer
al lateral zurdo Antunes, dejando
ese carril para Piszczek, que fue un
filón por esa banda. De ese modo, forzando siempre el dos para uno en banda, atraía
bien a Demichelis, bien a Toulalan para dejar más espacio en el
medio y que pudiesen ponerse las botas tanto Gotze (el mejor ayer del partido, supo leer el encuentro y
bajar a recibir cuando se le necesitaba, apareciendo arriba para rematar,
defendiendo cuando la ocasión lo requería, soberbio) como Reus (ayer bastante desaparecido, pero que con dos balones
que tocó, le basto para fabricar dos goles).
Y así, señoras y señores llegaron los goles. El primero del Málaga,
tras un forcejeo de balón de la Bestia,
la pelota le llego a Joaquín,
que dejo tumbado a Schmelzer, y con
un zurdazo de esos que tiras más con el corazón, se coló primero por las
piernas de Subotic y luego en la portería
alemana. El gol germano llego por la banda derecha, tras una contra excepcional
(Toulalan o Camacho debieron hacer falta táctica) que Reus convirtió en obra de arte y Lewandowski, creyéndose Ronaldo Nazario, se fue de Caballero con suma facilidad.
El segundo del Málaga, mismo guion que el primero, pase
vertical (ahora al espacio) de Isco
(de las pocas apariciones) a la Bestia,
que empujaba el balón a las mallas (o no), pero que Eliseu se encargaba de rematar en fuera de fuego. El Borussia
necesitaba dos goles, así que Klopp
se dejó de esquemas y pajas mentales y dijo: que cojones, saco a todas mis
torres de dos metros y alguna rematará. Así veías a Lewandowski, Schieber, Santana, Subotic y Reus de
delantero centros, los laterales de extremos, Gotze a esperar segunda jugada y
a Sahin (muy falto de ritmo de la alta competición) y Hummels colgando balones.
El Málaga, encerrado atrás se veía ya en semis, pero amigos
del balón, esto es futbol, y si te relajas, te la meten doblada, y es lo que
pasó. Centro al área, remate de una de las torres, rechace, y gol de Reus, el
pillo. Canguele que tenía yo y el resto en nuestro sofá, hasta que, tras una
serie de catastróficas desdichas, tras un centro al área buscando a cuatro tíos
en fuera de juego el balón, hubo otro rechace, otra parada imposible de
caballero, otro fuera de juego que lo vio hasta el de los cupones, y…llantos.
Me gustaría destacar a Demichelis,
Camacho y Caballero del Málaga. El defensa,
único defensor puro anoche, estuvo inconmensurable todo el choque, salvo por
desgracia en el segundo gol en contra. Aun así, volvió loco a Lewandowski,
anulando a este pedazo de delantero. Camacho tenía una papeleta difícil, y es
que tenía que repartirse las tareas defensivas con su pareja gala, mientras le
daba cierta claridad al ataque, y lo hizo, ojo a este chico para el futuro. Por
último, que decir de Caballero; ahora mismo de los mejores porteros del mundo,
paradas antológicas, como la de ayer con el pie a Gotze, incomprensible que no
vaya con la albiceleste.
Esta ha sido mi visión del partido en cuanto a lo futbolístico.
En lo arbitral, diré que el arbitraje me pareció bastante casero, ya que Schmelzer
y Bender pudieron pisar la ducha antes de tiempo, aparte de la dureza en muchos
tramos con la que se emplearon los alemanes. Refiriéndome a segundo gol del
BVB, es cierto que se compensa de cierta forma con el del Málaga, pero no es lo
mismo el error, y si lo veis así, si le veis la mínima igualdad, volved a
primaria. En fin, nunca mejor dicho, el futbol son 11 contra 11 y siempre gana
Alemania.
El arbitraje en Champions por lo general es casero, además es.cierto que a la UEFA.no le interesaba tanto equipo español en semis, pero la culpa de la eliminacion ea fruto de una ulterior pajara del malaga en los minutos finales
ResponderEliminar